martes, 6 de julio de 2010

Echo de menos el pilot de tinta negra

con el que me salía la letra bonita, si es que se puede llamar bonita a mi letra. Puedes escribir con cualquier Bic que se precie, llamarlos Lamy, Staedtler o Paper Mate, pero siempre quedas insatisfecha. Es igual que hacer el amor. Escribir es como hacer el amor, hay momentos de éxtasis, y no. Berengenal. Echo de menos el Pilot de tinta negra que me robé el otro día, básicamente porque hace tiempo que no me centro con las libretas, ni con los bolis, ni con mi letra, y necesito apuntar cosas. Al final nunca vi como era su letra. Ahora me pierdo en neuras buscando un Pilot, planeando el gran golpe a Medrano, o al chino, donde también los venden. Quiero muchos, los quiero todos. Es curioso, el tema papelería termina siendo recurrente y no era mi intención. Yo sólo quiero escribir con la letra bonita, con tinta negra, tal y como decidí a los catorce años, rarita de mí-aun-recuerdo-el-día, en cuadernos que no tengan espiral: me paso a Moleskine, querido Bruce*, y gracias a google te veré primero la letra.



Bodegón medianamente improvisado y boli-caca

*Bruce Chatwin, se entiende.

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