domingo, 6 de junio de 2010

Onirismo

Y que cuando la actriz-de-pelo-negro entraba acompañada por dos estúpidas más yo me estaba poniendo de calcetín un guante marrón impar que había tirado esa misma tarde, y unas botas con tacón de diez cm de alto, preciosas.  Y que la puerta se abría mientras yo movía mis deditos y tú sonreías, pero cambiabas de repente de actitud, y yo pensaba no hay porqué, no pasa nada.  Y que cuando me iba a despedir, la amiga 1 me miraba como si no me hubiera visto al entrar, la 2 había desaparecido, y Ella, la actriz-de-pelo-negro, al irle a dar un beso se le caía la última croqueta de una torre de croquetas doradas y caseras que pensaba poner a freír para comer antes de iros. Y tú, tú me dabas un beso en la mejilla, nervioso, sin darte tiempo apenas de levantarte de la silla que había cambiado de sitio, sintiendo la leve erección que te generaban mis dedos furtivos entre tu pelo y la nuca, y la piel de mi cintura en tu mano. Pudor. Y un beso, sonoro, de madre, en tu mejilla derecha. Y me desperté.

2 comentarios:

  1. Me caen fatal la actriz y sus amigas.

    Me gusta esa torre de croquetas Ferrero Rocher.

    Me gustan tus sueños.

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  2. Lo peor de la actriz es que me caería bien en la vigilia, hay que joderse.
    Lo flipante de la torre de croquetas es que era una encima de la otra, no en plan pirámide... alucinante. Doraditas y caseras, nótese el matiz.

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