miércoles, 30 de junio de 2010

Como si de una película francesa se tratara, de esas de las que nunca se acuerda del director,

dejó el coche en el párking del Reina, esperó entre ruido y coches a que cambiara el semáforo y, cuando comenzaba a subir la Cuesta de Moyano, se cruzó con un hombre al que, en medio de un sospechoso silencio de esos de ciudad, escuchó preguntarle a un librero:

-No hay ninguna guía de Florida, ¿verdad?

Verdad.

martes, 29 de junio de 2010

Cría cuervos

Un mediodía de verano, la abnegada madre compartía conversación con sus hijos durante la comida, hasta que, estupefacta, tuvo que escuchar de Alicia lo que sigue:

- Mamá, ¿por qué no tengo eso que es como un techito en el ombligo?
- ¿El fondo? ¿esa cosita que parece un nudo?
- Sí, mira, como Nico. Nico tiene, ¿ves? ¿por qué yo no?
- Porque tienes un ombligo precioso, y cuando seas mayor y te pongas bikini te va a encantar y...
- Mamá
- Qué
- Mamá, mira, cuando sea mayor.... vas a morir.

martes, 15 de junio de 2010

Las cosas que una es capaz de decir

Una noche volví a La Papelería y había mudanza. Te invito a Portofino, fuguémonos con riesgo de locura, de no preguntarle a ningún oráculo posible qué pasaría si. Fuguémonos con la insensatez de un plan escrito mientras sonaba Beck con pena de amor, con el no por delante, con la sonrisa del que sabe que no y a pesar de todo hace las maletas. Y nos sentamos en una terracita mirando al mar y brindamos con el limón de mi perfume y más, y nos emborrachamos, y nos decimos cosas bonitas, te acaricio la espalda y nos besamos como sólo se besan los que se escapan de los libros, los que no tiran la toalla y prefieren cruzarse El Plata a ver si algún día regresa su verdadero amor. Escapémonos, que el plan es apetecible por improbable, por improvisación en las coordenadas marcadas, por imposible, porque sabemos que no, que no sé porqué, que el destino tal vez, que la vida tal vez.



"Huelo tu perfume, eso que te echas... me voy por otra calle, no doy una a derechas"


miércoles, 9 de junio de 2010

El cerebro multimedia

Al hilo de los recuerdos de "infancia" de Nicolás, de coches descritos con lujo de detalles, de logotipos de barcos piratas que él veía a la altura de sus ojos cuando tenía dos años y su hermana estaba recién nacida, de imágenes de su madre pasando el cortacésped y de aviones en los que voló a Colombia cuando tenía tres, su madre le puso cara de escepticismo y le retó:

-Pero tú de te acuerdas de todo eso porque lo has visto en fotos, Nicolás.

-Que no, mamá, yo no recuerdo como fotos, no recuerdo tu cara quieta cuando pasabas el cortacésped en la casa roja, veo vídeos, mamá, los recuerdos están en mi cabeza como vídeos, mamá, se-mue-ven, ¿sabes?

domingo, 6 de junio de 2010

Onirismo

Y que cuando la actriz-de-pelo-negro entraba acompañada por dos estúpidas más yo me estaba poniendo de calcetín un guante marrón impar que había tirado esa misma tarde, y unas botas con tacón de diez cm de alto, preciosas.  Y que la puerta se abría mientras yo movía mis deditos y tú sonreías, pero cambiabas de repente de actitud, y yo pensaba no hay porqué, no pasa nada.  Y que cuando me iba a despedir, la amiga 1 me miraba como si no me hubiera visto al entrar, la 2 había desaparecido, y Ella, la actriz-de-pelo-negro, al irle a dar un beso se le caía la última croqueta de una torre de croquetas doradas y caseras que pensaba poner a freír para comer antes de iros. Y tú, tú me dabas un beso en la mejilla, nervioso, sin darte tiempo apenas de levantarte de la silla que había cambiado de sitio, sintiendo la leve erección que te generaban mis dedos furtivos entre tu pelo y la nuca, y la piel de mi cintura en tu mano. Pudor. Y un beso, sonoro, de madre, en tu mejilla derecha. Y me desperté.

sábado, 5 de junio de 2010

¿Se dirá playing the random thing?

Mientras quito el polvo de la estantería, descubro una página marcada de un libro que nunca terminé. Con la ilusión de encontrarme un apunte que me sorprenda en el papelito-recibodelmercadona-marcapágina y no, leo sin embargo en la página par:

"Oh, Miss Hija de Puta, hasta tú estás cubierta de garabatos y canciones de radio.

- Te quiero -dije.

Él me abrazó fuerte y me besó y su cuerpo dijo: Sí, adelante.

Él todavía estaba con la actriz de pelo negro y con su hombro parlante. A mí no me preocupaba. Si el mundo entero iba a abrir la boca y echarse a reir, estaba claro que había sitio para ella. Ella podía estar en el mundo y yo podía estar en la risotada que venía rodando y se alejaba rebotando. Había sitio." (Verónica, de Mary Gaitskill)

Recoloqué el libro en la estantería y miré el de la izquierda.

El hombre que inventó Manhattan, de Ray Loriga, objeto del deseo cuando paseaba a mi Braulio cachorro por la Plaza de Oriente y lo veía con Cristina Rosenvinge y su cochecito de bebé. Decía la dedicatoria: "¿Nos vamos a New York-New York? por los viajes reales y de ficción. Pontevedra, acabando el 2005".

Y por fin, Cuando ya no importe, tercero a la izquiera, orden consecutivo de mi estantería polvorienta y polinizada. Gran Onetti, página 178 modo aleatorio:

"-¿Siempre escribiendo tonterías? Si te diera por un trabajo serio. Alguien anda diciendo que sos el primer historiador del villorrio.

Ahora la sonrisa, pequeña carcajada, sus dientes, el atisbo de lengua. Y como un reflejo, mi estupidez. Cuando uno está deseando demasiado es fácil creer que el otro acompaña".

En fin.