miércoles, 19 de mayo de 2010

Ocho

Este es noveno post del cardhu sin h. Cuando termine de escribirlo buscaré el último de Yo la tengo y me daré un respiro, consejo desde las aceras barcelonesas para un ángel que se bajó de las Vans y todavía conserva la gabardina roja.

Alguien me dijo un día que yo era de ese tipo de gente que le gustaba ajustar cuentas con el tiempo, eso de hacer justicia, de poner las cositas en su sitio y como quien dice con acento de Medellín "cuidadito conmigo". En Pamplona había una pintada debajo del puente de esquíroz que decía "Cuidadito muchacha que voy", y me gustaba.
Suelo imaginarme, como ahora mismo, ese momento de furia rodeada de luz enre dorada y blanca mucho rollo reiki, Pi, soberana soberbia, señalando uno a uno:

- Tú, cabrón, a mí nadie me amenaza.
- Tú, hijo de la gran puta, a mí nadie me roba.
-Tú, grandísimo gilipollas, a mí nadie me hace la cama.
-Tú, imbécil, de mí nadie se ríe.
- Tú, a mí nadie me dice si todavía me queda antes de llegar a los ansiolíticos.
- Tú...

Y entonces todos, uno a uno, irán cayendo bajo el rayo naranja que sacaré de mi dedo índice y los fulminaré como si nada.
Mi furia en época de la Hiluxión mataba culebras sin perdón y me imaginaba cómo quedaban sus trocitos entre las ruedas del todoterreno. Que ya no sea la que fui no quiere decir que no tenga la misma furia. Si no mato culebras es porque no quiero que llegue algún trocito a mi garaje.
Dijo la Santa y hay que joderse que sea de Ávila, ¿tierra de qué, me dijo un lugareño un día? "aunque me canse, aunque no pueda, aunque reviente, aunque me muera". Yo también me sacudiré las chanclas.
Un ocho.




La vida y lo aleatorio es así, la primera canción que escucho de Yo la tengo se llama ¿a mi manera? y me serena en la furia. Qué grande eres tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario